Cosas de la calle
"Viste por qué hay que rezar..." fueron las palabras que me marcaron, al oir de una madre diciendole a su hijo de 8 años aproximadamente, después de haberse salvado del robo en una camioneta de la ruta Clinico-UCV mientras esperaba para llenarse en el terminal Rio Tuy en Caracas, día sábado a eso de las 7:45 de la mañana.
Las victimas en su mayoria jóvenes que tenian los celulares en la mano, los victimarios, cuatro hombres jóvenes, con gorras; se montaron y en tiempo récord, cada uno tenia amenazada a una persona, obligandolas a entregar su celular, mientras otro en la puerta pasaba la mirada al resto exigiendo que entregaran sus celulares, que fue lo único que les interesó.
Afortunadamente para mi y otras dos personas que nos encontrábamos cerca de la puerta trasera de la camioneta, no se acercaron, y tampoco nos miraron. Entre esas estaba la señora con su niño, a quien escuche el sollozo de miedo y la madre protegiendolo en un abrazo contra la ventana.
Senti cosquillas en el estómago del miedo, por la forma abrupta, violenta de expresarse y balancearse sobre las victimas, parecia que no tenias armas, pero igual infundian temor, y la gente sin mediar palabras entregaba el celular. Solo una chica forcejeó con el delincuente y éste le dio un empujón y la tiró contra la ventana, además de decirle unas cuantas groserías, salieron corriendo para escapar hacia la plaza Diego Ibarras, cerca de las instalaciones del CNE.
Luego, me dio sentimiento por escuchar al niño, a quien no habia percibido, hasta que lo oí llorar. Tristeza fue lo que senti cuando la gente impotente empezó a expresar su rabia, primero contra el chofer por no haber hecho nada, el chofer también molesto porque manifestó estar cansado de la situación, que han pedido vigilancia, que pasa todos los días, que todos conocen la banda que opera en esa zona robando las camionetas y nadie hace nada para no meterse en problemas con los delincuentes, y de esa manera protegerse para poder trabajar.
Otra señora sesentona, no paraba de expresar sus deseos de "matar y quemar" a todos los delincuentes, justificando y apoyando los linchamientos contra los antisociales.
Al llegar a la Universidad Central de Venezuela, nos bajamos de la camioneta cada quien a su destino y en ese momento la señora con el niño que caminaba delante de mi, la escuche decir, "Viste por qué hay que rezar... por eso no nos robaron", y senti abandono, la gente busca su refugio en la fe, porque no le queda otra, al no conseguir protección del Estado en esta sociedad violenta, antivalores e impune, algunos quedan a la buena de Dios, de la buena suerte o pare de contar.
Afortunadamente para mi y otras dos personas que nos encontrábamos cerca de la puerta trasera de la camioneta, no se acercaron, y tampoco nos miraron. Entre esas estaba la señora con su niño, a quien escuche el sollozo de miedo y la madre protegiendolo en un abrazo contra la ventana.
Senti cosquillas en el estómago del miedo, por la forma abrupta, violenta de expresarse y balancearse sobre las victimas, parecia que no tenias armas, pero igual infundian temor, y la gente sin mediar palabras entregaba el celular. Solo una chica forcejeó con el delincuente y éste le dio un empujón y la tiró contra la ventana, además de decirle unas cuantas groserías, salieron corriendo para escapar hacia la plaza Diego Ibarras, cerca de las instalaciones del CNE.
Luego, me dio sentimiento por escuchar al niño, a quien no habia percibido, hasta que lo oí llorar. Tristeza fue lo que senti cuando la gente impotente empezó a expresar su rabia, primero contra el chofer por no haber hecho nada, el chofer también molesto porque manifestó estar cansado de la situación, que han pedido vigilancia, que pasa todos los días, que todos conocen la banda que opera en esa zona robando las camionetas y nadie hace nada para no meterse en problemas con los delincuentes, y de esa manera protegerse para poder trabajar.
Otra señora sesentona, no paraba de expresar sus deseos de "matar y quemar" a todos los delincuentes, justificando y apoyando los linchamientos contra los antisociales.
Al llegar a la Universidad Central de Venezuela, nos bajamos de la camioneta cada quien a su destino y en ese momento la señora con el niño que caminaba delante de mi, la escuche decir, "Viste por qué hay que rezar... por eso no nos robaron", y senti abandono, la gente busca su refugio en la fe, porque no le queda otra, al no conseguir protección del Estado en esta sociedad violenta, antivalores e impune, algunos quedan a la buena de Dios, de la buena suerte o pare de contar.
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